¿Por quién debe votar un católico? Featured

En su capítulo tercero del libro “La perversión democrática” de Antonio Caponnetto” hay un tema denominado “El mal menor”, traducido en la llamada “Propuesta de votar por el candidato menos indigno”, y que en México todos piensan al sopesar la opción entre Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum.

Dicha “Propuesta” de votar por el menos peor, fue un debate intenso y acalorado entre católicos españoles integristas (que se oponían al liberalismo, la democracia y el conservadurismo ilustrado) y los no integristas, debate que ocurrió a principios del siglo XX, concretamente en 1905, sobre todo a través de las páginas de la revista La Razón Española. La polémica fue tan acalorada y resonante que obligó a la intervención de la Jerarquía Eclesiástica y posteriormente a la intervención del mismo Papa San Pío X.
El primer contexto, que no puede omitirse, es que no hubo un San Pío X pidiendo votar por tal o cual partido, o eximiendo de culpas a la llamada “democracia” o a la “partidocracia”. Pero sí un Papa que se vio obligado a arrojar luz sobre la cuestión con prudencia y cautela.

Tampoco se quería alentar la participación de los católicos en la farsa electoral de la democracia, en la que siempre acaban gobernando quienes saben manipular a la muchedumbre y le hacen sentir que tienen el “poder” del voto.

El segundo contexto es que penosamente se concibe imposible una resistencia a los dogmas democratico liberales, cuando el católico está llamado a enfrentar el pensamiento modernista preponderadamente en voga, y a la dictadura del relativismo que nos ha llevado al caos y a la pérdida de las libertades. Tales católicos presumen de racionalidad e independencia pero su opción “democrática” se justifica sólo con el sumarse a la gran manada, y a aceptar ciegamente las reglas de juego del sistema. Cándido Nocedal resumiría la cuestión diciendo que el mal menor sigue siendo un mal. Y que si se trata de participar en la vida política para sumar al bien común, lo ideal sería unir a los católicos en el amor a la verdad y la libertad, en el odio a la dictadura del relativismo y la opinión de las mayorías. Jamás puede ser lícito favorecer a ningún relativista liberal, por más manso, hipócrita y pérfido que sea, y por más que coincida con el pensar de moda. En el caso de México, no se puede decir que una sea menos abortista que otra. Las dos lo son. En la maldad no hay grados. Xóchitl votó a favor de la aprobación del aborto, y Sheinbaum lo considera un logro. El aborto es el asesinato de un bebé indefenso en el vientre de su madre, por eso quien lo facilita, promueve o festeja, está automáticamente excomulgado de la Iglesia, no hay grados o excusas, y no se puede votar por dicha persona.

La aprobación del aborto es una de las principales causas de la violencia que existe en hoy en México pues manda a la sociedad el mensaje de que puedes matar a cualquiera que te “estorbe”, sea en los negocios, sea con su coche en la puerta de tu casa, sea a quien no pague el cobro de piso, sea a quien te roba la plaza de tu red de narcotráfico. Una mujer puede decidir sobre su cuerpo, si, pero no puede decidir sobre la vida de otro, porque entonces la sociedad se vuelve en una selva donde cualquiera puede pisotear los derechos del otro, incluso el más sagrado, que es el derecho a la vida.

El 11 de octubre de 2022 la Xóchitl votó a favor de la iniciativa de ley que busca castigar las terapias de conversión. ¿Por? ¿No que está a favor del bien de todos? Hay muchos casos en Europa, en EEUU y aquí en México, de clínicas en las que homosexuales se han curado de su desviación sexual. ¿Por qué acudieron a ellas? No porque la opinión pública los presionara, al contrario, los favorecía, sino porque en lo personal no pudieron más con el sufrimiento que les causaba constatar que su “opción” era contraria a la naturaleza humana, y eso les ocasionaba desolación, ansiedad y angustia. Gracias Xóchitl por ir en contra de los derechos de esta minoría.

El 24 de junio, Xóchitl apoyó la marcha del “orgullo”, a pesar de que su partido apoya la familia tradicional.

Ella se excusa en no querer imponer una “moral particular”, pero se olvida de que la Iglesia Católica no propone ninguna “moral particular”, sino que defiende la ley natural establecida por el creador, cuya observancia edifica la dignidad humana y nos conduce a la salvación eterna. Claro que cualquiera es libre de tener relaciones sexuales con su perro, su gato, o una persona del mismo sexo, no los vamos a criticar. Pero eso no es natural. El aparato sexual no fue diseñado para penetrar el aparato excretor: eso denigra a la persona humana, la expone a muchas enfermedades y provoca heridas internas que la hacen sufrir y, sobre todo, pone en riesgo su salvación eterna.

La Sheinbaum está igual que la Gálvez, pues no solo ha asumido la ideología de género, sino que además ordenó al Congreso de la Ciudad de México la aprobación de una ley que elimine la temporalidad de semanas en las cuales se puede abortar. No importa si el bebé tiene 7 semanas o 7 meses, se le puede asesinar impunemente sin ninguna consecuencia para quien comete esa deplorable atrocidad.

No Xóchitl. No Sheinbaum. Los católicos no podemos votar por ninguna de ustedes, so pena de contribuir al degrado de la sociedad y a arriesgar nuestra ex comunión de la Iglesia y con ello la vida eterna.
Adicionalmente, hay un segundo aspecto qué analizar, y es la ideología económico social que las dos señoras profesan.

La Xóchitl reconoce abiertamente ser una mujer de izquierda, marxista y trotskista. Esto es tan grave como lo anterior, pues el marxismo es la causa que ha llevado al mundo a la división, el odio, el exterminio y la pobreza.

El marxismo está a la base del bolchevismo comunista que llevó a la muerte a más de 150 millones de seres humanos. El marxismo es la ideología que busca la deconstrucción del lenguaje para poder imponer una ideología mundialista dictatorial que quite las libertades a los seres humanos para someterlos al poder de un gobierno mundial socialista, centralizado y ateo.

Es la advertencia más descarada que pudo habernos anticipado la señora Gálvez: quienes voten por ella deberán de estar dispuestos a la eliminación progresiva de la propiedad privada, al incremento asfixiante del estado, al control de los mercados y al ejercicio libre de cualquiera de sus actividades. Votar por ella es votar por la esclavitud del gobierno.

La misma ideología marxista inspira a la Sheinbaum. Ella forma parte del Foro de Sao Paolo, la agrupación que promueve el socialismo en América Latina. Es Coordinadora Nacional de la Defensa de la Transformación, que busca dar continuidad al desmantelamiento del estado iniciado por Manuel Andrés López Obrador (MALO, su nombre real), promoviendo el resentimiento y la división entre las clases sociales (“chairos” contra “fifís”), sembrando el odio que en un futuro pudiera tornarse en enfrentamientos violentos como ha sucedido en el pasado en los países que forman parte del Foro de Sao Paolo.

Por todo lo anterior, el Papa San Pío X aconseja hacer a un lado cualquier táctica malminorista (escoger el mal menor) o la tibieza de procederes: “Escojan, dice, no al mal menor ni a los menos indignos, sino a aquellos que han de mirar decidida y abiertamente por los intereses de la religión y de la patria en el ejercicio de su cargo público”.

San Pío X, en los textos fundantes de su pontificado, expresa reiteradamente las admoniciones y las reprobaciones contra el sistema liberal y democrático. En muchos documentos grandiosos está frente a nosotros la llamada a la lucha para Instaurar todo en Cristo.Tal fue, por si alguien lo ha olvidado, el lema pontifical de San Pío X. Se trata de declarase abiertamente católico con el programa de instaurar el reinado de Jesucristo en la sociedad.

El único candidato que hasta ahora ha declarado estar dispuesto a luchar por la la promoción de la vida, la familia natural, la propiedad privada y la libertad, es Eduardo Verástegui.

Algunos podrán argumentar que sería un voto perdido que favorecerá a cualquiera de las dos candidatas que son abortistas, marxistas, feministas, contrarias a la ley natural, a los mandamientos de la Ley de Dios y a los mexicanos. Y entonces hay que buscar el “mal menor” que el Papa San Pío X rechazó con tanta vehemencia.

Pero aquí es donde entra la convicción de que, si sigue uno su conciencia y lo que Dios le propone como bueno, un milagro va a suceder. Y ha sucedido siempre en la historia cuando uno ha tenido fe.

Baste recordar la victoria del pequeño David contra el gigante Goliat. Los filisteos estaban atacando a los israelitas. Todas las mañanas, un filisteo gigante llamado Goliat desafiaba a cualquier israelita a pelear contra él. Goliat era más grande y más alto que todos los demás, y era feroz. Llevaba una pesada armadura y una espada, una lanza y un gran escudo. Nadie se atrevía a pelear con él (1 Sam, 17, 1). David era un joven pastor que tenía fe en Dios. Sus hermanos mayores eran soldados del ejército de Israel, pero temían a Goliat. Un día, David llevó algo de comida a sus hermanos. Cuando llegó al campamento del ejército, oyó el desafío de Goliat.

David pidió permiso al rey Saúl, rechazó su armadura pues no le quedaba, recogió cinco piedras y las colocó en una bolsa. Tomó su honda y su bastón de pastor y fue a enfrentarse a Goliat. Cuando Goliat vio a David, se burló de él. Dijo que un pastorcillo no podría vencerlo. David le gritó a su vez que confiaba en que Dios le daría la victoria. David corrió hacia Goliat. Rápidamente lanzó una piedra con su honda. La piedra golpeó a Goliat en la frente y el gigante cayó al suelo desmayado. Cuando los filisteos vieron que Goliat había muerto, corrieron atemorizados.

Pero hay otro milagro de la intervención divina que nos enseña cómo los números son insignificantes para Dios a la hora de lograr la victoria. Es la batalla de los hebreos contra los madianitas (Jue 6, 11). Gedeón era un hombre de una familia pobre. Dios envió un ángel para llamarlo a liberar a Israel de la dominación de los madianitas. Los israelitas se habían apartado de Dios despreciando sus mandamientos, y éste permitió que los madianitas los esclavizaran y se llevaran sus alimentos, su ganado, sus propiedades. Gedeón se preguntaba por qué Dios lo había elegido a él para esa batalla.

Gedeón no creía que pudiera liberar a Israel. Había más de 135 000 soldados en el ejército madianita. Pero Dios le dio sabiduría y fortaleza.

Dios quería que los israelitas supieran que triunfarían por su poder, no por la fuerza de ellos. Aunque Israel tenía solo 32 000 soldados, Dios le pidió a Gedeón que enviara a casa a cualquier soldado que tuviera miedo. Luego de que 22 000 regresaran a casa, los israelitas se quedaron con solo 10 000 soldados.

Dios le dijo que 10 000 eran todavía demasiados soldados. Mandó a Gedeón que llevara al ejército a beber agua al río. Los que bebieran directamente del agua con la boca, como los perros que se agachan a beber el agua, serían enviados a casa. Solo aquellos que usaran la mano para llevarse el agua a la boca para beberla podrían quedarse. Quedaron solo 300 hombres.

Dios mostró a Gedeón cómo derrotar a los madianitas. Gedeón le dijo a su ejército que usaran trompetas y lámparas para asustarlos por la noche. El ruido y las luces confundieron tanto a los madianitas, que empezaron a pelearse unos contra otros. Luego gritaron y huyeron. Esa es la manera en que Dios venció a más de 135 000 enemigos con 300 hombres, gracias a la docilidad de un solo hombre. Para Dios, los números no cuentan.

Es preciso creer en el milagro de Dios. Éste sucederá si Él lo quiere. Y tu voto puede ser parte integrante y causal de ese milagro, aunque pueda parecer insignificante. Vota por Eduardo Verástegui y no dejes de ser parte de los 300 que ganaron milagrosamente la contienda: eso no es optar por el "mal menor", sino por el bien mayor que Dios nos regala. Y esa victoria viene de la fidelidad, de proclamar abiertamente ser un candidato católico, con el programa de instaurar el Reinado de Jesucristo en la sociedad, en las leyes, en la universidad, en la política, en la economía, la propiedad privada, los mercados, la libre competencia, la vida y la familia.

Cómo votar por Eduardo Verástegui: (dar click aquí para ver el tutorial)

Es necesario que 300,000 personas de todo el país se registren en el INE como "Observadores Ciudadanos", y que acudan a cada casilla para vigilar que no eliminen esos votos.

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Last modified on Miércoles, 24 Enero 2024 13:05
José Alberto Villasana Munguía

José Alberto Villasana Munguía es escritor y analista de escenarios políticos, económicos y religiosos internacionales.

Estudió Teología (Universidad Gregoriana de Roma), Filosofía (Universidad Angelicum de Roma), Humanidades Clásicas (Centro de Estudios Superiores de Salamanca, España) y Comunicación Internacional (ITAM, México) especializándose en Escatología desde 1995.

Es Consejero Académico del Instituto Internacional de Derechos Humanos.

Es miembro directivo del Club de Periodistas de México.

Es Presidente de la asociación civil Vida para Nacer.

Ha recibido en tres ocasiones el Premio Nacional de Periodismo en categorías de Investigación de Fondo.

En 2007 fue investido Caballero de la Orden de Malta en el grado de Caballero de Gracia Magistral.

Está certificado como Intercesor católico en los carismas del Espíritu Santo por la Encounter School of Ministry.